domingo, 12 de marzo de 2017

Familiares


Factores familiares: baja cohesión familiar, tener padres con enfermedad mental, estilos parentales coercitivos, ambivalentes o permisivos. 
-Relaciones padres-hijos. Una relación emocional positiva unida a un tipo de apego seguro durante los primeros años de vida funcionaría tanto como factor de protección en la infancia como factor preventivo de cara al desarrollo de comportamientos antisociales durante la adultez. En el mismo sentido, los autores dicen que no solo una relación estrecha con los progenitores favorecería la no violencia, sino que si dicho tipo de vínculo se estableciese solo con uno de ellos tendría un efecto similar en el proceso de socialización dentro de un medio de desarrollo estructurado. Igualmente, los cuidadores principales o tutores, así como el tipo de relación establecida con el compañero sentimental durante la adolescencia, pueden tener efectos similares.

-Comportamientos de los progenitores. El tipo de crianza unido a las características y la estimulación por parte de los progenitores, serían aspectos con un papel intermediario en el desarrollo de comportamientos violentos durante etapas posteriores, considerando aquí variables como la continua y adecuada supervisión, persistencia disciplinaria, escaso empleo del castigo físico, o la implicación del menor en las actividades familiares. Por su parte, estos factores también se favorecerían desde los contextos educativos, entendiendo en todo caso la necesidad de complementariedad y la necesidad de persistencia a la hora de crear y establecer pautas de conductas desde la infancia.

-Otros factores dentro del contexto familiar. De este grupo los autores describen factores tan diversos como el estado socioeconómico, el estrés familiar o la manera de solucionar los conflictos, o los intereses parentales en la educación del menor; ellos afirman que los factores familiares en edades tempranas tienen una influencia mucho mayor en el desarrollo de la no violencia. E. g., una situación de estrés familiar por problemas económicos, a la que se hace frente de manera inadecuada (discusiones continuas entre los padres, desatención del menor…), puede actuar como un factor de riesgo, directo o mediador, en el desarrollo de comportamientos violentos y viceversa.

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