domingo, 12 de marzo de 2017

Conducta Delictiva

La conducta delictiva se aprende. No siempre ocurre a causa  de la alteración de una estructura de la personalidad, ni de los instintos agresivos, o apegada a la teoría genética que engendra una “mala semilla”,  sino más bien a un modo de pensar que  se desvincula de la moral.

El antisocial  no procesa los valores morales; es incapaz de comprenderlos. Le es imposible mostrar el más mínimo interés en la tragedia o la alegría.   Tampoco le conmueven  la bondad  o  el horror  y hasta el sentido del humor pierde significado.

Nada en su conciencia existe que pueda parangonarse con estos conceptos. Si no cumple ni sus propios pactos, el espacio moral es caída libre. Uno de los orígenes de la conducta delictiva es la subcultura del código de honor  que depende de cómo los perpetradores ven a las personas que aniquilan.


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